Nada

Escribir... , es maravilloso, es volar, flotar, sentirse libre. El mundo equivale al papel, uno debe desandarlo navegando con la pluma sus inmensos mares de desconocimiento, buscando de costa a costa de la hoja, nada más y nada menos que la nada. Esto tiene que ver con la cultura del nadísmo. Es, a lo más hermoso que uno puede aspirar, ojo con lo que se aspira en estos tiempos modernos, pero aspirar a nada es lo máximo, con perdón del hijo de Boloco, ya que aspirar a todo te puede llenar de nada, pero te puede atorar en el camino con algo o con todo, y esto sí que es un bajón; comparar nada con todo, o nada con algo. Aspirar a algo es lastimoso, a todo es despótico; nada es maravilloso. El nadismo es pasear sin nada por el mundo, desnudo por la vida, sin el deber de desatar los nudos que la sociedad nos ata y nos prime. La NADAD es la institución que debería encargarse del tiempo de la gente, sería piolisimo que al abocarse al tema como corresponde no haga nada, así pues, la situación se tornaría verdaderamente anárquica y el nadísmo tomaría el protagonismo necesario para hacer de esto, que es nada, el centro de las conjuras que armarán la lucha para triunfar en un mundo que quiere todo, para al fin, llegar a tener poco. Se valdría de los pregones que llenarían páginas manchadas de tintas incoloras, leídos en los inmensos tiempos libres que toda la población mundial tendría. Allí las antiguas rotativas escupirían los maravillosos pasquines: “La Protesta”, “El Libertario”, “La Alborada”, “Nueva Senda”, “La Anarquía”, “La Antorcha”, “Alborada”, “La autonomía individual”, “Brazo y cerebro”, “Carácter”, “El Rebelde”, “Prometeo”, “La Lucha Obrera”, “La Questione Sociale”, “Le Cyclone”, “El Descamisado”, “La Fuerza de la Razón”, “El Desheredado”, “Nuestra Tribuna”, millones de ejemplares volverían a bañar de lecturas nuestras calles. Los colegios portarían retratos de Severino Di Giovanni junto a Paulino Scarfo. Se leería más a Mijail Bakunin que a Paulo Coelho con “La Política del Consejo”, “Patria y Nacionalidad”, “Socialismo sin Estado”, etcétera.
Yo hoy no haría nada más. Grito… ¡¡¡Viva Sacco y Vancetti!!!!
El que sigue sería el mejor discurso que ofrecerían los vencedores de tamaña batalla liberadora de todo lo poco que nos asfixia.

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Joan Baez, Ennio Moriconi "Banda original del Film Sacco y Vancetti"