Federico Manuel Peralta Ramos es recordado por muchos como un personaje insólito.
Hay un sinfín de anécdotas que lo tienen al “Gordo” Federico Manuel Peralta Ramos como protagonista. Personalmente lo crucé en varias ocasiones por la “Galeria del Este” y también en el "Cabaret Karim” que promediando los 80 estaba en la Calle Pelegrini de la ciudad de Buenos Aires. Fue allí, entre vasos de whisky Nicholson, donde me contaron una preciosa historia, respecto a este mítico personaje, de una bohemia alojada en una Buenos Aires que, a mi modesto entender, lamentablemente desapareció.
En 1968 obtuvo la prestigiosa beca de la Fundación Guggenheim, dotada de seis mil dólares. Cuando recibió el primer envío de dinero, en febrero de 1969, lo invirtió en una gran cena para veinticinco personas (amigos y familiares), en el prestigioso restaurante del Hotel Alvear. Dijo al respecto "fue una obra de arte comestible”; por otro lado agregó “Leonardo Da Vinci pintó la última cena, yo la dí”.
FMPR explicitó su posición en la carta que envió a Mr. James Mathias de la John Simon Guggenheim Foundation informando el destino del dinero de la beca. "Una de las razones que me impulsaron a este tipo de manifestaciones es la convicción de que la vida es una obra de arte, por lo que en vez de pintar una comida, di una comida. Mi filosofía consiste en la frase: Siendo en el mundo. Creo que la aventura del artista es el desarrollo de su personalidad, para obtener la constitución del yo. En una palabra: vivir."
Hay un sinfín de anécdotas que lo tienen al “Gordo” Federico Manuel Peralta Ramos como protagonista. Personalmente lo crucé en varias ocasiones por la “Galeria del Este” y también en el "Cabaret Karim” que promediando los 80 estaba en la Calle Pelegrini de la ciudad de Buenos Aires. Fue allí, entre vasos de whisky Nicholson, donde me contaron una preciosa historia, respecto a este mítico personaje, de una bohemia alojada en una Buenos Aires que, a mi modesto entender, lamentablemente desapareció.
En 1968 obtuvo la prestigiosa beca de la Fundación Guggenheim, dotada de seis mil dólares. Cuando recibió el primer envío de dinero, en febrero de 1969, lo invirtió en una gran cena para veinticinco personas (amigos y familiares), en el prestigioso restaurante del Hotel Alvear. Dijo al respecto "fue una obra de arte comestible”; por otro lado agregó “Leonardo Da Vinci pintó la última cena, yo la dí”.
FMPR explicitó su posición en la carta que envió a Mr. James Mathias de la John Simon Guggenheim Foundation informando el destino del dinero de la beca. "Una de las razones que me impulsaron a este tipo de manifestaciones es la convicción de que la vida es una obra de arte, por lo que en vez de pintar una comida, di una comida. Mi filosofía consiste en la frase: Siendo en el mundo. Creo que la aventura del artista es el desarrollo de su personalidad, para obtener la constitución del yo. En una palabra: vivir."
La obra provocó una profunda indignación a la Fundación, que pidió explicaciones al respecto y la devolución de al menos tres mil dolares. FMPR respondió con el siguiente texto: “Mi carta anterior es un homenaje a la libertad. Una organización de un país que ha llegado a la Luna, que tenga la limitación de no comprender y valorizar la invención y la gran creación que ha sido la forma en que yo gasté el dinero de la beca, me sumerge en un mundo de desconcierto y asombro. Devolver los tres mil dólares que Uds. me piden sería no creer en mi actitud, por lo tanto he decidido no devolverlos. Esperando que estas líneas sean interpretadas con temperamento artístico, saludo a Uds. muy atentamente, Federico Manuel Peralta Ramos”.
Esta última nota enviada por FMPR determinó de una vez y para siempre que la Fundación Guggenheim cambiara su actitud respecto a la beca y nunca más pidiera rendición de cuentas por el uso del dinero.
Este si que era "Federico El Grande".
5 comentarios:
FMPR siempre repetía:
"Alquímides dijo una vez: Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo" y yo digo: "Dame un punto que banque el pollo y moveré el mundo".
Hizo muy bien con la beca!
Además coincido con tu apreciación. Cuando FMPR se fué de gira por el Cosmos, Buenos Aires dejó de ser la misma, y sobre todo lugares como "Galería del Este", donde se lo podía ver al quía tomando café frente a la disquería "El Agujerito" donde yo me gastaba el sueldo en vinilos.
Un fenómeno el Gordo!!!
Saludos Tano y Buen Finde!
Personaje si los hubo- Sin duda. Dejo un beso!
De este tipo no te puedo hablar porque no se quien fue. Pero de Karim y del whisky Nicholson sí. ¿Hablando de eso existe todavía?
Saludos
Me recordó la pelicula "la fiesta de Babett" con la diferencia de que ella no tenía que responder por el dinero gastado a nadie, por lo que su goze fue completo.
Pareciera que el acto de recibir, sean estas donaciones, premios, ofrendas o cariño necesariamente traen adosada la rendición de cuenta y la respuesta adecuada para dejar al dador contento, eso incluye: aplausos, alguna sumisión, ensalzamientos y otras yerbas.
Generosos besos...
Marce.
Te recuerdo que fue el queridísimo “Gordo” FMPR el que nos presento hace ya un tiempo y siempre le estaré agradecido por eso.
Abrazo amigazo.
Marina.
Reafirmo lo dicho "Un personaje autentico". Retribuyo el beso
Quique.
Karim desapareció hace ya mucho tiempo, el Nicholson no se si lo siguen vendiendo, de lo nacional era lo mejor, pero el que existe for ever, por lo menos en el recuerdo de los locos de Bs. As. (como diría Alejandro del Prado) es FEDERICO MANUEL PERALTA RAMOS.
Saludos buen amigo tabernero.
Antonia.
Parece que al personaje de la historia mucho no le importó la rendición de cuentas.
Besos ganicos.
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